El sueño es fundamental para nuestra salud, aunque cada vez más personas tienen problemas para dormir o sufren despertares nocturnos. Te desvelamos cuáles son las causas más comunes por las que podrías despertar a mitad de la noche.
Motivos por los que te despiertas por la noche
¿Sabías que en España 4 millones de personas padecen insomnio crónico? La falta de descanso nocturno se ha asociado con diferentes problemas de salud: no solo aumenta la irritabilidad y provoca somnolencia diurna, sino que incluso puede desencadenar enfermedades cardíacas o neurodegenerativas como el Alzheimer. Por esa razón, es fundamental cuidar la higiene del sueño.
Temperatura inadecuada en la habitación
Un estudio desarrollado en la Universidad Tohoku Fukushi comprobó que la temperatura ambiental es uno de los factores más importantes para dormir bien pues afecta directamente nuestro ritmo circadiano. La temperatura ideal en el dormitorio es de entre 18 y 22 grados centígrados, si hay demasiado calor o frío, es probable que nos despertemos a mitad de la noche y no logremos conciliar de nuevo el sueño.
Ruidos molestos
El ruido es otro de los problemas más comunes que nos roba el descanso. La contaminación acústica provoca despertares nocturnos, en especial el sonido del tráfico. Investigadores del Barzilai Medical Center descubrieron que el ruido ambiental nocturno provoca cambios biológicos similares a los que sufren las personas que padecen trastornos del sueño, provocando alteraciones endocrinas y metabólicas importantes. Sin embargo, los ruidos externos no son los únicos que nos despiertan. En ocasiones se trata de los ronquidos propios o de la pareja. De hecho, se estima que el 50% de los hombres y el 25% de las mujeres roncan.
Ir al baño varias veces durante la noche
Este problema se denomina nicturia, una condición en la cual nos despertamos varias veces durante la noche con ganas de orinar. Es más común a medida que envejecemos, aunque también puede deberse a una producción excesiva de orina durante la noche o a una baja capacidad nocturna de la vejiga. Esto provoca disrupciones en el ciclo de sueño normal, por lo que luego nos resultará difícil volver a dormirnos. Para solucionarlo, lo ideal es beber menos agua después de la cena, aunque en los casos más graves hay que recurrir a los fármacos.
Comer mucho o beber demasiado alcohol
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, pero en dosis elevadas termina afectando el sueño REM, que es precisamente la fase más profunda en la que logramos descansar y el cerebro se deshace de las sustancias de desecho del metabolismo diurno. Por eso, es conveniente moderar el consumo de alcohol por la noche. Comer demasiado tampoco es conveniente si aspiramos a una buena noche de descanso. Irse a la cama tras una cena copiosa es la mejor receta para dormir mal. Si nuestro organismo debe destinar energía a la digestión, se afectará el descanso. Debemos comer más ligero por la noche e irnos a la cama al menos dos o tres horas después de haber cenado.
Sufrir depresión o estrés
Estos problemas psicológicos cada vez más comunes afectan nuestra calidad de sueño. De hecho, el insomnio es uno de sus primeros síntomas. Mientras que la ansiedad y el estrés nos impiden conciliar el sueño, la depresión suele provocar despertares nocturnos. Aprender técnicas de relajación o practicar la meditación mindfulness antes de irnos a la cama es una excelente estrategia para detener las preocupaciones y pensamientos negativos que nos perturban y lograr un sueño más reparador.