¿Por qué no debes conducir después de comer mucho?

Publicado el 13 de Abril de 2023

Muchas personas están acostumbradas a comer e inmediatamente después ponerse al volante, ya sea para regresar al trabajo o para continuar su viaje por carretera. Sin embargo, se trata de una costumbre que deberíamos evitar ya que puede tener consecuencias nefastas, sobre todo si comemos demasiado y nos ataca esa ligera modorra que obnubila nuestros sentidos y afecta nuestra capacidad de reacción. De hecho, se estima que uno de cada cinco accidentes de tráfico está vinculado con el sueño al volante.

¿Por qué tenemos sueño después de comer?

En términos médicos, ese sueño que nos asalta después de comer se denomina somnolencia postprandial. Durante años se pensó que se debía a una disminución de la cantidad de sangre que llega al cerebro pues, en teoría, nuestro organismo prioriza el riego sanguíneo hacia los órganos digestivos. Sin embargo, ahora sabemos que las causas son otras ya que en realidad el flujo sanguíneo al cerebro es una función prioritaria.

La somnolencia postprandial es una cuestión meramente bioquímica ya que cuando se activan los sistemas neuroendocrino y parasimpático, entran en juego aminoácidos como el triptófano y hormonas como la melatonina para disminuir nuestro estado de vigilia. Vale aclarar que tanto el sistema neuroendocrino como el parasimpático se activan cada vez que comemos, aunque el nivel de activación depende de la cantidad de alimentos y su composición.

El sistema nervioso parasimpático, por ejemplo, está involucrado en la producción de energía corporal, mientras que el sistema neuroendocrino regula los niveles hormonales que determinan nuestro estado de ánimo. Después de comer, el sistema nervioso parasimpático se encarga de hacer que nuestro organismo se relaje y le envía una serie de señales a algunos centros específicos del cerebro, como el hipotálamo, para disminuir el nivel de actividad.

A la misma vez, el sistema neuroendocrino estimula la segregación de una serie de hormonas gastrointestinales que activan la producción de insulina, la cual aumenta los niveles de triptófano y melatonina. Todos estos cambios en nuestro organismo hacen que después de haber comido mucho, nos sintamos más relajados y nos ataque el sueño.

¿Cuál es la mejor solución para evitar esa somnolencia?

Se podría pensar que la solución más inteligente para evitar la somnolencia postprandial es comer poco pero con frecuencia. Sin embargo, debemos tener en cuenta el índice glucémico de los alimentos ya que mientras más alto sea, más triptófano y melatonina se producirán y más sueño tendremos, aunque no hayamos comido demasiado. Además, a glucosa inhibe la actividad de las hipocreatinas, unas hormonas excitantes que nos ayudan a mantenernos despiertos.

Por consiguiente, no basta con comer poco, es necesario elegir inteligentemente los alimentos antes de ponernos al volante. Recuerda que para tener un accidente no es necesario dormirse completamente, bastan esos pocos segundos en los que perdemos la conciencia para salirnos de la carretera o golpear a otro vehículo.

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